martes, 24 de noviembre de 2009

¿Santos o Dios?

Hoy en día es imposible ser indiferentes ante la realidad que vive la fe católica y cómo reaccionar frente a la gran cantidad de Santos reconocidos por la Iglesia, que hacen dudar a muchos acerca de quien es el eje principal de nuestra religión.

Aunque, en la Biblia se aclara que los Santos interceden por nosotros, pero nunca remplazarán la oración a Cristo, quien es único que en sus manos misericordiosas nos ofrece todo.
Es imposible tener devoción a todos los Santos, pues son muchos, pero a lo largo de nuestras vidas es posible acercarnos a uno en especial, y es ahí cuando comienza una relación personal en donde lo más importante es seguir su ejemplo de amor heroico al Señor y esto solo será posible si vivimos como parte de la familia de Dios.

Al pasar de los años los Santos se han convertido en el modelo de la virtud heroica y de esta forma benefician a la Iglesia, porque como lo plantea el Padre Jordi Rivero en su documento ¿Qué es ser Santo y cómo serlo?, anteriormente estos eran elegidos por el pueblo y con el tiempo creció el número de los reconocidos como tales y se presentaron abusos y exageraciones, por esta razón la Iglesia tomó el control instaurando un proceso que culmina con la canonización, que está guiado por el Espíritu Santo según la promesa de Jesús de guiarlos siempre, convirtiendo a este procedimiento en un acto seguro.

Aunque actualmente este proceso está cometiendo el mismo error de antes al declarar como Santos a muchos, y es ahí donde comienzan las confusiones entre cual es la base de nuestra fe, los Santos o Dios, pero podemos recalcar la labor incansable de la Iglesia en destacar a los primeros como modelos que nos enseñan a interpretar el Evangelio y amar a Dios como ser que nos regaló la vida.

En conclusión, no debemos perder la devoción a los Santos, por el contrario, hay que avivarla y como lo hace la Iglesia reconocerlos como pertenecientes a la Familia de Dios, y que lograron arrepentirse de sus pecados y dejarlos a un lado para vivir en santidad.

jueves, 19 de noviembre de 2009

¿Qué es Santo y Cómo serlo?

¿Qué es Santo y Cómo serlo? Padre Jordi Rivero.
www.corazones.org. 2009, Miami.

El autor de este documento es el Padre Jordi Rivero, fundador de la página www.corazones.org, y uno de los más concurridos sacerdotes en Internet con muchos escritos y enseñanzas disponibles para leerse en su sitio web.

En el documento se aprecia de forma clara el concepto que la Iglesia Católica maneja de Santo y de cómo llegar a ser uno, el lenguaje utilizado es formal pero sencillo, lo que lo convierte en un escrito apto para toda clase de público. Según el texto Santos son aquellos que creen en Dios como padre y en Jesús como hermano mayor y son capaces de participar de su santidad, dejando a un lado el pecado y el egocentrismo.

Con frecuencia se citan las palabras del actual Papa para fundamentar la información que el Padre Rivero nos brinda con anterioridad, en los discursos de Benedicto XVI hay conformidad con la visión que se tiene en el texto de los Santos.

El autor intenta con este texto que reconozcamos que todos estamos en la capacidad de ser Santos, ya que estas nos son personas perfectas, por el contrario son aquellas que pecan, pero se arrepienten y se reconcilia, este es uno de los argumentos más importantes que se plantean en el documento, y a partir de este nacen los demás.

En el escrito se aclara que los Santos no necesitan ser declarados como tales, pero la Iglesia no intenta con el proceso de canonización exaltar a unos pocos sino colocarlos como ejemplos para que el resto de las personas sigan este modelo y entre en el Reino de Dios.

En conclusión, el documento nos invita a que nos demos cuenta que todos estamos en la capacidad de ser Santos y vivir fascinados por la belleza de Dios.

martes, 17 de noviembre de 2009


La Fabricación de los Santos

La fabricación de los Santos. Kenneth Woodward. Ediciones B. New York, 1996. 443 páginas.


El libro narrado por Kenneth Woodward, escritor y editor de temas religiosos en la revista Newsweek por más de treinta años, resulta interesante para aquellos que deseen entender el proceso que otorga el título de Santos a hombre y mujeres, y que luego serán presentados por la Iglesia para su veneración. El autor intenta dar un significado diferente al proceso de canonización que la Iglesia lleva a cabo, y lo muestra como un ajedrez de santidad que la burocracia católica mueve a su antojo para controlar el modelo de Santo que los cristianos debemos venerar, y de esta forma se presenta el tema principal.


La intención de explicar el proceso mediante el cual se obtiene la santidad no se pierde y por esta razón se pone como ejemplo al Cardenal Terence Cooke, quien tuvo que esperar que el largo procedimiento de reconocimiento de su vida, sus virtudes, su muerte, y aún más importante sus milagros y todo a cerca de su martirio, diera como fruto la anhelada canonización. Esto demuestra el largo proceso que la Iglesia impone para entrar en el Canon, pero sin dudarlo considero todo este papeleo como la excusa para manejar e incrementar la fe católica.

Es impresionante como la Iglesia logro tomar el control sobre los Santos que debemos venerar, porque antes estos eran elegidos por el pueblo, y lo puede afirmar gracias a que la Biblia define a los Apóstoles como los primeros Santos después de Jesús y reconocidos así por el población de Jerusalén. Sin embargo, desde hace aproximadamente un siglo, personas desconocidas para todos pero pertenecientes a la Iglesia llevan a cabo una peculiar labor, determinar la santidad de una persona.


Pero aún en la obra no se logra descubrir el enigma de cómo verdaderamente la Iglesia logra determinar quienes son o no Santos, y como se cita en el libro, esta misma declaró en el II Concilio Vaticano “La Santidad es para todos”, sin embargo año tras año se sigue eligiendo a unos pocos para venerar.


Al leer un libro como este todos quedamos en condiciones de elegir si queremos entrar a jugar en el ajedrez de santidad que se nos presenta o creer en lo que nuestro corazón nos dicta.
Los Pastorcitos de Fátima

Padre Januário Dos Santos. Los Pastorcitos de Fátima. Editorial Católica Sin Fronteras. Bogotá, Colombia, 2003. 104 páginas.

Este libro de género narrativo, presenta como tema principal las aparariciones de la Santísima Virgen a tres niños pastores y su vida de sacrificio, la cual estaba guiada por una única preocupación que era la conversión de los pecadores. Es narrada con un lenguaje sencillo pero coloquial que facilita su lectura a cualquier tipo de público y que a través del reconocimiento constante de un heroísmo de fe se desarrolla la historia.

En el relato esta presente la vida humilde de dos hermanos, Jacinta y Francisco, y su prima mayor, Lucia, quienes al recibir la visita de Nuestra Señora, como la llamaban en Cova de Iría, deciden afrontar con amor su pedido de orar el rosario todos los días por los pecadores, convirtiéndose esta pequeña muestra en la base de su espíritu misionero, el mismo que el autor intenta avivar en cada niño con esta historia.

Sin embargo, asistir todos los 13 de cada mes a Cova de Iría para la visita de Nuestra Señora, estaba logrando que muchos los señalaran como mentirosos aunque otros crecieron en su fe y los acompañaron. Podemos resaltar la valentía de estos tres niños y aún más su sacrificio, ese que pocos cristianos vivimos hoy en día.

Pero llegaría la muerte de los dos hermanos, Jacinta, alegre y soñadora, y Francisco un niño callado, pero estas muertes son reconocidas como la alegría de entrar en el Reino de Dios, y además después de un largo tiempo son declarados beatos.
Este libro logra cautivar a cualquiera con los acontecimientos llenos de fe que marcaron la vida de los tres pastorcitos y que son un ejemplo del espíritu misionero que de debe profesar en la niñez y la juventud actual, para estar mas cerca al amor de Dios.

viernes, 6 de noviembre de 2009

El sociólogo italiano Giovanni Sartori escribe en “Homo videns: La sociedad teledirigida”: ahora “las cosas representadas con imágenes cuentan y pesan más que las cosas dichas con palabras”. Este es uno de los argumentos más ponderados de la llamada Sociedad de la Información.

Hace algunos meses, en este mismo espacio, hablábamos de Internet como un generador de mundos paralelos, de comunidades virtuales que se reproducen rápidamente y que ganan adeptos alrededor de todo el orbe a la velocidad de la luz. Comunidades que en su mayoría carecen de un sesgo mínimo de realidad.

En esta ocasión hablaremos de la Red de redes (nombre original de Internet) como un potentísimo medio de comunicación, cuyos alcances todavía no son vislumbrados por los expertos cibernéticos: cada día se descubren nuevas maneras de “colgar” contenidos en el ciberespacio, recovecos donde abrir dominios, modalidades para descargar todo tipo de documentos: libros enteros, documentos clasificados, revistas, canciones, fotografías, etcétera; formatos y extensiones para abrir y poder ver toda clase de sitios webs, nuevos espacios para alojar páginas electrónicas con diverso contenido; entre otras innumerables acciones que pueden realizarse con tan sólo un click.

La paradoja del tercer milenio
Aún cuando se ha vaticinado que para el año 2020 la Internet será una red saturada y que ya no será posible abrir nuevos dominios personales, comerciales, de información, turísticos, universitarios, científicos, de periodismo, cuentas de correo y diarios electrónicos, etcétera, hoy la web goza de la predilección de millones de usuarios repartidos en los cinco continentes –sus seguidores se cuentan por miles de millones-, aunque haya todavía algunas regiones apartadas que todavía no la conocen.

Sí, ésa es la gran paradoja del poder de la web: a estas alturas del siglo XXI existen todavía personas que no conocen las posibilidades de la Internet, incluso hay quienes nunca se han sentado frente a una computadora. Y no por ello su vida se ha quedado trunca o se han visto imposibilitados para realizar su labor diaria. Internet, como medio de comunicación, es, antes que otra cosa, una herramienta que facilita el trabajo, la comunicación y el estudio de millones de personas. No es más que eso. La cuestión es que hay quienes no la ven de esta manera y le asignan un papel –de simple entretenimiento, por ejemplo– que no le corresponde.
La era del homo videns
Lejos de aquella teoría que sostenía que el hombre era un ser pensante –homo sapiens–, no son pocos los estudiosos, filósofos, antropólogos, y expertos sociólogos y en las tecnologías de la información, que sostienen que estamos en la era del homo videns: no existe mayor conocimiento que el que se genera mediante la imagen.

Según esta tesis, difundida ampliamente, es por ello que la Internet es hoy el medio de comunicación más poderoso del que se tenga conocimiento; en algunos países europeos y asiáticos, además de Estados Unidos y Canadá, se destinan escandalosos recursos económicos para la investigación de nuevas formas de acceder a la Red, de hacerla más flexible, más amplia para vaciar cada vez mayores y más complicados contenidos. El futuro de la humanidad, dicen, está en la Red.

Lo positivo y lo negativo en el mismo plano
Sin duda que la Internet posee innumerables ventajas, siempre y cuando se le dé un uso razonado y racionado. En la Red es posible encontrar sitios en los que se ofrece información de todo tipo: hay motores de búsqueda para todo lo imaginable, páginas especializadas en formación universitaria, superación personal, recetas de cocina, conocimiento de plantas medicinales, cómo tratar y cuidar a las mascotas, promoción de la vida, divulgación de los derechos humanos, entre miles de temas. Es posible, asimismo, hacer compras vía electrónica, realizar transacciones bancarias, trámites de todo tipo, agendar citas médicas, solicitar empleo, poner a la venta o adquirir bienes muebles e inmuebles, etcétera. Se pueden encontrar, también, mapas de la ciudad donde se radica, trayectos para llegar más rápido a determinado sitio, planos del espacio, lugares para vacacionar, historia de los países y personajes distinguidos, e infinidad de cosas más.
Por el otro lado, sin embargo, en la Red se ha dado cabida a páginas con contenidos insanos y poco éticos, que promueven la pornografía, las adicciones, incentivan las actitudes violentas, el atesoramiento de cosas superfluas, los desórdenes alimenticios. En lo tocante a este último apartado, por ejemplo, se sabe que más de mil páginas electrónicas promueven la anorexia y la bulimia como una forma de vida.

Juan Fernando Covarrubias Pérez
www.lasenda.info